miércoles, 6 de abril de 2011

¿Periodismo de catástrofe o catástrofe de periodismo?

Sin duda alguna la labor periodística es importantísima y más aún en el caso de catástrofes. Son los periodistas que cubren el desastre los que arriesgan su pellejo en pos de la información. Pero quizá sea por el hecho de que estas ocurren sin previo aviso y de manera tan impredecible que cogen por sorpresa a las redacciones, que es en este tipo de situaciones dónde los informantes dejan al descubierto los puntos flacos de la profesión.

Nos referimos a ese tipo de información sensacionalista que busca a las audiencias a través del sentimentalismo, con imágenes crueles y desgarradas, que en la gran mayoría de las ocasiones desvirtúan la situación real, creando histeria y pánico.

Una muestra de este tipo de desinformación periodística la encontramos en la reciente catástrofe vivida en Japón, donde los medios de todo el planeta han llenado páginas, telediarios y portales digitales con informaciones cada vez más alarmantes. Este hecho contrastaba ya no sólo con lo emitido por la cadena pública NHK, sino también con la ausencia de saqueos y disturbios entre la población nipona.

En las redes sociales como Twitter, algunos españoles residentes en Japón afirmaban no comprender el caos desatado en los medios de comunicación del resto del planeta, pues aunque reconocían que la situación era dura, aseguraban que no estaban ni mucho menos al borde del colapso como parecían pintar los media.

Resulta lamentable que por acaparar más audiencia se recurra al morbo, al tremendismo y la difusión libre y gratuita de muerte. El periodista debe estar por encima estos asuntos, y buscar lo verdaderamente importante: transmitir hechos.

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